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El Reino de Dios y Jesús, proyecto y camino para vivir bien. Benjamín Forcano

El Reino de Dios y Jesús, proyecto y camino para vivir bien Benjamín Forcano Enviado a la página web de Redes Cristianas Preámbulo Normalmente, cuando leemos pasajes de la Biblia no nos paramos a analizar la relación que tienen,

Enviado a la página web de Redes Cristianas

Benjamín Forcano1Preámbulo
Normalmente, cuando leemos pasajes de la Biblia no nos paramos a analizar la relación que tienen, o pueden tener, con quienes desconocen o viven ajenos a esos pasajes. Partimos del supuesto de que sólo tendrían interés y significado para los cristianos. Un supuesto éste, que impediría todo punto de encuentro y llevaría a considerar extraño o irrelevante el proyecto de Jesús.

O quizás sí tuvo interés y significado en otros momentos , pero hoy no. Esto es cierto, y me preocupa. Porque, se quiera o no, el proyecto de Jesús (llamado por él Reino de Dios) ha configurado la vida, la historia y la cultura de gran parte de la humanidad. Tanto que el calendario que nos rige se recreó a partir de Él. Hoy, en gran parte del mundo se guarda fiesta, porque es Domingo, día del Señor.

Y aunque se viva nominal o parcialmente ese proyecto, sigue anunciándose entre las Naciones. Ahora,¿Hasta qué punto ese proyecto cuenta en nuestras sociedades para organizarse social, política y éticamente? ¿Las preguntas y problemas individuales y colectivos desde qué proyectos se resuelven? ¿Con qué resultados?

Es lo que vamos a afrontar hoy, dentro de lo que corresponde a este nuestro encuentro comunitario en torno a Jesús. Pero, antes adelanto un par de reflexiones:
Jesús de Nazaret: proyecto y camino
El cristianismo histórico, aunque se ha mantenido fiel a su significado original, también es cierto que ha sido causa de degradación y eclipsamiento de ese significado. Y, por eso, seguramente se fue abriendo un muro entre Él y las Iglesias que lo representan; el muro de una praxis religiosomoral y sociopolítica que impedía llegar a Jesús. Una especie de secuestro, con ocultamiento de Jesús.
Bien entendido, la vida de Jesús no apareció como un meteorito que iniciara la vida en el planeta Tierra.

El surgía del interior de la humanidad, de una trama milenaria, que lo hacía partícipe de su historia y evoluciones. Existían ya creaciones antropológicas, cosmológicas y religiosas que trataban de dar respuesta al sentido de la vida. En su mismo pueblo, El creció en medio de un modelo sociocultural y religioso que albergaba respuestas.
La cuestión, pues, que se nos plantea es la siguiente: ¿Jesús, con su vida y mensaje, sirve para esclarecer el sentido de la vida, o se ha mostrado irreal e inválida? Si sigue siendo válida, ¿por qué no se lo sigue? ¿Acaso otros proyectos lo han reemplazado? ¿Nos quedan razones y experiencias para concluir que su proyecto es una interpretación auténtica de lo humano?

¿Qué aporta Jesús? ¿Qué los otros proyectos?
Criterio fundamental
Recurro para dar respuesta a un criterio fundamental. No vale una respuesta disyuntiva : o Jesús o nadie más; o su proyecto o ningún otro. No. Jesús no consideraba todo lo elaborado por la humanidad como nulidad o fracaso. Lo asumía. Provenía de una estirpe, en la que quería colaborar para mostrarle todo su ser y potencialidades, algunas de ellas todavía por descubrir. Y lo mostró de palabra y obra, contra el dinero y el poder, contra la avaricia y la soberbia, contra el egoísmo y la tiranía, sin claudicar. Y eso le costó la vida. Los poderosos de este mundo no podían tolerarlo y lo condenaron al tormento ignominioso de la cruz.

Escuchemos ahora y extraigamos todo esto de la lectura que hoy hacemos de Mat 25,1-13 .
Dijo Jesús a sus discípulos esta parábola: “El Reino de los Cielos se parece a diez doncellas 1-13) tomaron sus lámparas y salieron a esperar al esposo. Cinco de ellas eran necias y cinco sensatas. Las necias, al tomar las lámparas, se dejaron el aceite; en cambio, las sensatas se llevaron alcuzas de aceite con las lámparas.
El esposo tardaba, les entró sueño o todas y se durmieron, A medianoche se oyó una voz: “¡Que llega el esposo, salid a recibirlo!” Entonces se despertaron todas aquellas doncellas y se pusieron a preparar sus lámparas. Y las necias dijeron a las sensatas: “Dadnos un poco de vuestro aceite, que se nos apagan las lámparas”. Pero las sensatas contestaron: “Por si acaso no hay bastante para vosotras y nosotras, mejor es que vayáis a la tienda y os lo compréis”.

Mientras iban a comprarlo, llegó el esposo y las que estaban preparadas entraron en el banquete de bodas, y se cerró la puerta. Más tarde llegaron también las otras doncellas, diciendo: “Señor, señor, ábrenos”. Pero él respondió: “Os lo aseguro: no os conozco”. Por lo tanto, velad, porque no sabéis el día ni la hora.
Aplicación a nuestra sociedad
Mateo, como hombre de su tiempo, y buen narrador, era también seguidor de Jesús y estaba empeñado en dar a conocer la novedad que representaba su vida y enseñanza. Tenía que disputarla y ventilarla con otros maestros y enseñanzas.

Entre los seguidores de Jesús, era dominante entonces la idea de que El – crucificado y resucitado- iba a realizar pronto su retorno. Lo cual daba pábulo para especular si valía la pena empeñarse a fondo en el trabajo, ante la incertidumbre de un acabamiento próximo de la vida con el retorno de Jesús. ¿Qué hacer? ¿Plegarse y esperar pasivamente?
Mateo recoge la pregunta que a Jesús , estando a solas y sentados con él frente al monte de los Olivos, le hicieron sus discípulos: ¿Cuándo ocurrirá la destrucción del templo de que nos hablas y cuál será la señal de tu venida y fin de la historia?

Jesús respondió con la parábola de las diez muchachas. Todas las muchachas, al caer el sol, casi oscureciendo, salieron con lámparas esperando poder encontrar al esposo y entrar al banquete para gozar de la fiesta nupcial. Pero, cinco de ellas obraron insensatamente, pues olvidaron el aceite que les podía faltar para mantener la llama de sus candiles.
Ocurrió que el esposo se retrasó y, de tanto esperar, todas se durmieron. A media noche, se oyó una voz: – “Que llega el esposo, salid a recibirle”. El tiempo de espera se acabó. Enseguida entraron las sensatas, provistas de aceite, pero las descuidadas se fueron a comprarlo. Regresaron y llamaron a la puerta: “Señor, señor, ábrenos”. Pero el esposo contestó: “Os aseguro que no os conozco”.

¡Qué pedagógico Jesús! El nos da a entender que nuestra vida es una lámpara –un candil de luz. Pero, esa luz se apaga si no se reaviva con el aceite del Amor. Nuestra vida está hecha para ser llama de amor. Tenerla apagada y pretender encenderla sólo en el instante final, es imposible. La luz no luce por sí, si le falta el aceite, el aceite del amor, que madura y se ejercita en el tiempo y espacio de vida que se nos da. El aceite del amor no se improvisa. De modo que sólo quienes lo han preservado en el quehacer de cada día, están preparados y pueden entrar al banquete del Reino, en cualquier momento.

La explicación de Jesús es clara. El sentido de la vida, no se nos da claro al nacer, debemos aprenderlo y adquirirlo en el día a día, de lo contrario, se puede llegar al final, malogrados, con temor de que todo se acaba. Amar y amar tal como lo hizo y nos enseña Jesús, es la clave , está al alcance de todos y calma ese hambre y sed de felicidad que nos consume: “Ama al prójimo como a ti mismo” . Si quieres ser tú mismo, si quieres ser grande, si quieres triunfar y ser feliz, ama. Amad como yo os he amado.
Vivir bien la vida, es lo que importa, es lo que da sentido a la muerte. Talis vita, finis ita: tal vida, tal muerte.

La muerte no da sentido a la vida. Quien vive bien no tiene miedo a la muerte, ni tiene tiempo para obsesionarse con ella, porque está centrado en vivir, cada instante, con amor. “Ama al prójimo como a ti mismo” . Si quieres ser tú mismo, si quieres ser grande, si quieres triunfar y ser feliz, ama. Amad como yo os he amado.
Respuesta, la de Jesús, magnífica: no perdáis el tiempo en averiguar cuándo será el regreso del hijo del hombre, si será inminente o tardará indefinidamente. Nadie lo sabe. Lo importante es vivir, llenos de amor, estando preparados para cuando llegue la hora. El esposo os reconocerá, os abrirá la puerta y os abrazará. Amad como yo os he amado.
Y viene la Segunda Lectura (Sabiduría, 6,12-16)

La sabiduría es radiante e inmarcesible, la ven fácilmente los que la aman, y la encuentran los que la buscan; ella misma se da a conocer a los que la desean. Quien madruga por ella no se cansa: la encuentra sentada a la puerta. Meditar en ella es prudencia consumada, el que vela por ella pronto se ve libre de preocupaciones; ella misma va de un lado a otro buscando a los que la merecen; los aborda benigna por los caminos y les sale al paso en cada pensamiento.

Yo no sé si tenemos excusa. O a lo mejor sí. Porque falsas sabidurías, hoy en boga, nos envuelven y ciegan nuestra inteligencia. Pero existe una sabiduría humana, anunciada por muchos en muchas partes, una ética universal que atraviesa las entrañas de la humanidad. Jesús lo reivindica con contundencia: “No he venido a derogar sino a dar cumplimiento y denunciar a quienes, como los letrados y fariseos, cumplen la Ley sólo aparentemente. He venido a perfeccionar los antiguos mandatos: no matar, no adulterar, no repudiar a la mujer,no jurar en falso, ojo por ojo y diente por diente, odiar al enemigo. Vosotros debéis ir más allá, porque debéis ser buenos del todo como lo es vuestro Padre celestial (Mt 5, 21-48).

Esta Sabiduría, según la Escritura, es radiante, se la entiende y quienes la buscan la encuentran. Es Jesús de Nazaret, por todos mil veces nombrado, que ha venido a nuestro encuentro, que nos espera en todos los sitios. El que lo busca, lo encuentra y se verá acogido y liberado.
Pienso después de todo que el mensaje de Jesús es válido para hoy, da respuesta a los más íntimo de nuestros anhelos, aunque no figure –afortunadamente- en el cartel de los poderosos de hoy, que encandilan con mentiras y vanas promesas.
Pasamos a la tercera Lectura (Tesalonicenses4,12-17)

No queremos que ignoréis la suerte de los difuntos para que no os aflijáis como los hombres sin esperanza. Pues si creemos que Jesús ha muerto y resucitado, del mismo modo, a los que han muerto, Dios, por medio de Jesús, los llevará con él. Esto es lo que os decimos como palabra del Señor: Nosotros, los que vivimos y quedamos para cuando venga el Señor. Consoláos, pues, mutuamente con estas palabras.

Llegamos a la cumbre. La marca que da veracidad y plenitud al vivir de Jesús, a su manera de relacionarse con los hombres y con Dios, es la resurrección. Marca que no acompaña a ningún otro líder: sea civil o religioso, literario o filosófico, economista o político. A El, sí, por haber mostrado con su vida, que Dios acreditó con la resurrección. Nunca, de nadie, en ningún lugar, se dijo lo que de Jesús: ¡Ha resucitado! Y esto le hace ser primero y último, intérprete y consumador aauténtico de la Creación, de la Vida y de la Historia.

¿Qué significa entonces su muerte ignominiosa en la cruz y su resurrección? ¿Aportan algo de nuevo? ¿Por qué este hombre, después de más de 2000 años , sigue atrayendo y poseyendo como ningún otro otro, la vida de millones y millones de hombres y mujeres en toda la tierra?
La resurrección, es prueba ciertamente de que El, prototipo de humanidad, es Camino, Verdad y Vida, que manifiesta la plenitud del ser humano.

Puede entenderse ahora, por qué el Cosmos , el planeta Tierra y la Especie humana, son actores de un drama humano-divino, en el que nos toca llevar a cabo su realización, nuestra realización. A Jesús de Nazaret, uno con Dios Padre, le resulta apasionante el desenlace de este drama, tan apasionante que se vino a acampar entre nosotros, mostrándonos lo que somos, el cómo vivir, y dejándonos claves certeras para construir una sociedad nueva – única familia, todos hermanos suyos e hijos de un mismo Padre- y llegar felices a la meta última de nuestro destino.

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PLEGARIA EUCARISTICA

Presidente
Personal y comunitariamente, queremos Señor
reconocer lo que somos, obra tuya.
Aunque en todo momento nos sentimos contigo,
ahora lo sentimos y queremos expresarlo todos juntos.

Todos
Señor, Dios y Padre nuestro.
Al reunirnos hoy en torno al Jesús, que Tú nos enviaste,
lo hacemos porque en Él nos dejaste
Camino y Programa de vida.

Ya teníamos huellas y señales de este caminar
en el resplandor del universo
y en la singular grandeza tu criatura humana,
a la que dotaste de libertad y amor,
como imagen tuya,
encargándole la gestión de tu obra.

Llevado de amor, quisiste acompañarnos más de cerca,
y te hiciste tangible entre nosotros, en Jesús de Nazaret,
quien incrementaba luz y energía a nuestro caminar.

Sabemos de la ardua evolución del mundo,
de las verdades y falacias que nos solicitan,
para respetar tu obra o desecharla.

Nos unimos a cuantos,
con gozo o fatiga, reconocimiento o rechazo,
colaboran en el cuidado de tu Obra,
para evitar el mal y asegurar el bien,
la prosperidad y felicidad de todos.
Nos alegramos por tanta expresión de libertad y amor,
unas aplaudidas, otras desconocidas,
que nos estimulan a hacerlas más y mayor
desde la contemplación y seguimiento de Jesús.

Presidente
Lo hacemos con la convicción
de que Él está entre nosotros,
invitándonos a recordar y practicar,
lo que nos dejó en Testamento:
siempre que os reunáis en la mesa
a compartir el Pan y el Vino…, la comida,
hacedlo como si yo mismo estuviera con vosotros.
Que ese Pan y ese Vino os recuerden mi vida,
quitada y entregada
por mi fidelidad a Dios y a los hombres,
y ahora asimilada y vivida, cual Pan y Vino, por vosotros.

Todos
Esto creemos , Señor,
y trataremos de practicarlo
esmerando nuestro compromiso,
de amor libre a los hermanos,
con primacía de los más necesitados.

En los pobres, cual Cristo,
en ellos y por ellos,
restauraremos tu gloria,
hoy y siempre.
Amén.

Creemos
Que más allá de este mundo y después de la muerte, se cumplen los más antiguos y apremiantes anhelos de la humanidad: la muerte no es lo absolutamente definitivo, el sufrimiento, el infortunio, el dolor, la vejez no es lo definitivo.

Creemos
Que nuestra búsqueda terminará en una realidad plenamente nueva.

Queremos
Trabajar por una sociedad e iglesia mejor, -más justas, más libres, más pacíficas – sin olvidar que esta meta nunca la podremos realizar aquí plenamente.

Creemos
Que esta plenitud de libertad y felicidad es para todos,incluso para los han sufrido y llorado sangrando en el pasado. Habrá muerte para la muerte. Liberación sin una nueva esclavitud.

Creemos
Que entonces tendrá vigencia directa el reinado de Dios: reino de salvación definitiva, de la justicia cumplida, de la libertad perfecta, de la verdad inequívoca, de la paz universal, del amor infinito, de la alegría desbordante, de l
Creemos
Que más allá de este mundo y después de la muerte, se cumplen los más antiguos y apremiantes anhelos de la humanidad: la muerte no es lo absolutamente definitivo, el sufrimiento, el infortunio, el dolor, la vejez no es lo definitivo.

Creemos
Que nuestra búsqueda terminará en una realidad plenamente nueva.

Queremos
Trabajar por una sociedad e iglesia mejor, -más justas, más libres, más pacíficas – sin olvidar que esta meta nunca la podremos realizar aquí plenamente.

Creemos
Que esta plenitud de libertad y felicidad es para todos,incluso para los han sufrido y llorado sangrando en el pasado. Habrá muerte para la muerte. Liberación sin una nueva esclavitud.

Creemos
Que entonces tendrá vigencia directa el reinado de Dios: reino de salvación definitiva, de la justicia cumplida, de la libertad perfecta, de la verdad inequívoca, de la paz universal, del amor infinito, de la alegría desbordante, de l

PADRE NUESTRO
—Para que su nombre no sea blasfemado—
Hermanos nuestros,
que estáis en el Primer Mundo:
para que su nombre no sea blasfemado:
para que su Reino venga a nosotros
y se haga su Voluntad
no sólo en el cielo
sino también en la tierra.

Respetad nuestro pan de cada día,
renunciando vosotros a la explotación diaria.
No os empeñéis en cobrarnos la deuda
que no hicimos
y que os vienen pagando nuestros niños ,
nuestros hambrientos, nuestros muertos.

No caigáis más en la tentación
del lucro, del racismo, de la guerra.
Nosotros miraremos de no caer
en la tentación del odio o de la sumisión.
Y librémonos, unos y otros, de cualquier mal.
Sólo así podremos rezar juntos
la oración de familia
que el Hermano Jesús nos enseñó:
“Padre nuestro”, “Madre nuestra”
que estás en el cielo y estás en la tierra.
(De Mons. Pedro Casaldáliga)

Todos

Padre nuestro, que estás en el cielo.
Santificado sea tu Nombre.
Venga a nosotros tu reino.
Hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
Y No nos dejes caer en la tentación
Y líbranos del mal.-
Amén.

ORACION DEL DISCÍPULO

Aquí estoy, Señor,
tal como Tú me has hecho,
tratando de descubrir en el día a día,
el sentido que tu voluntad ha impreso a mi vida.

En ese caminar propio me sobreañades
la vida de Jesús, que me ayuda ,
marcando mojones en el camino.
Soy uno entre tantos,
hermano universal de todos,
igual que todos,
servidor de todos,
superservidor en todo caso
de los más pobres.

Mi ser es amor,
verificable en el amor al prójimo,
vicario tuyo.
Sé que estás en todos, creyentes o no,
y a nadie exiges más de lo que es.
No me queda sino trabajar,
pacífica y amorosamente,
en todo lugar,
pues tu Reino allí está y crece,
donde está cualquier persona.
Tu Palabra llega a todos los hombres,
cómo sólo Tú sabes.

Mi misión evangelizadora es ser yo,
interconectado en todos y con todo,
abarcando la totalidad de tu Reino.
Estaré a la escucha,
en respeto y comprensión,
sin estorbar,
sin discriminar,
sin imponer,
sin lamentarme,
sin enfatuarme,
acechando el reverbero de tu amor,
que de todos sale y a todos llega.

Seré feliz, cuando en todos me vea feliz,
en esa familia tuya universal,
sustentadora de todo amor.
Voy a seguirte como María,
hermana de humanidad y madre universal
Seré feliz, si acierto a hacer creíble tu presencia ,
en la entrañable casa de la Tierra,
imperecedera luego en la Casa del cielo.
Benjamín Forcano

D e c á l o g o p a r a s e r f e l i z 

Benjamín Forcano
Secreto primero
La felicidad está en mi interior y en las cosas sencillas y cotidianas.

1.Tengo bien definido el proyecto de mi vida. Lo amo. Consiste en hacer el bien, ser generoso, ser servicial y entregarme con ilusión a realizarlo.

2. Causantes de mi infelicidad son la ira y la ansiedad y no me libraré de ellas si no controlo mis nervios, mi mal humor y mis actitudes violentas.
3. Asumo lo bueno y lo malo de mi pasado. No permito que el futuro me inquiete. Vivo el presente como lo más importante. Hago que la alegría del vivir sea una constante de mi vida.
4. El Bien, la Bondad, el Exito y la Belleza habitan en mí. El que mis ojos y mi corazón los capten en cuanto haga o me suceda depende de mí.
5. Felicidad y Verdad caminan siempre inseparables. Mentira y Falsedad acaban por llevar a la ruina, física y moral.

6. Cada día, da lo que eres y de lo que tienes. Disfruta de saber que con tu proyecto contribuyes a que otros sean un poco más felices. La Naturaleza se te da con todo lo que es para que la ames y te llenes de ella.
7. Ante cualquier lugar y circunstancia, no pierdas nunca la paz, es el don más grande. Serenidad y equilibrio interior son propiedad del espíritu y son camino y meta de la verdadera felicidad.
8. Perdonar, ser magnánimo, dar y compartir, salir de uno mismo y sentir los éxitos y felicidad de los demás como propios, es lo que más enriquece.

9. Nada debe serte tan importante como perdonarte, tratarte con ternura y valorarte. Sé tu mejor amigo y acéptate como eres. Tu felicidad no depende de lo que los demás piensen o digan de ti.
10. Mi proyecto de felicidad se completa desde su dimensión trascendente en visión ético-religiosa, común y plural. Vista en cristiano, la plenitud viene marcada por el seguimiento de Jesús de Nazaret: modelo , camino y meta del vivir humano. El morir acontece para resucitar y vivir en el cielo eternamente, con el Dios de la Verdad , de la Justicia, de la Libertad, del Amor y de la Paz.
Reafirmación del secreto La felicidad auténtica “ se genera desde dentro hacia fuera y no al revés”.

DECALOGO DE LA P A Z
1. Todas las personas tienen
la misma dignidad y los mismos derechos.
2. Todo hombre es fundamentalmente bueno.
3. La vida es amor y solidaridad
y no egoísmo y competencia.

4. Sin justicia no hay paz.
5. No odiar nunca ni impulsar campaña
anti-nadie. No consentir nada
que discrimine o degrade al hombre.

6. Luchar por la justicia exige
hacer propia la causa de los más pobres.
Lo que no es bueno para todos,
no puede serlo para unos pocos.

7. La humanidad es una y se hace tal
por su constitutiva genética de fraternidad.

8. Las razas, las religiones, las lenguas,
las culturas y las patrias son relativas.
Lo absoluto es el amor a toda persona:
el no querer el mal para nadie,
el no explotar a nadie,
el no discriminar a nadie
el no humillar a nadie,
el no engañar a nadie.

9. La igualdad entre los pueblos se basa
en el principio de un mismo rango y
dignidad de todos,
en programar y resolver juntos
las necesidades básicas de todos,
en respetar el Derecho Internacional
y solucionar los conflictos
con la razón y no con las armas.

10. El progreso, que no es progreso de todos,
no es progreso.
Benjamín Forcano

EL MUNDO QUE NOS ESPERA
Hoy, muchos, al enfilar el tramo final de su vida, consideran un deber transmitir a las generaciones futuras, algunas pautas con que debieran aceptar el futuro que les espera:

1.Un creyente o un ateo se mostrarán auténticos o verdaderos por su postura ante los pobres y por impedir o no que otros vivan mejor.
2.Lo cual se resume en el mandamiento viejo que señala amar no sólo a “mis” hermanos sino a todos como hermanos míos. De modo que prójimo no es el que es cercano a mí sino al que yo me aproximo y lo trato como a hermano. Es la novedad de Jesús de Nazaret.

3 La unión entre este amor fraterno y de Dios la hace incompatible un enemigo: el dinero. La codicia es idolatría. Y la pasión por el dinero es la raíz de todos los males. No hay mayor fantasma ni amenaza para la fraternidad hoy que el sistema capitalista con su riqueza y poder, riqueza que da poder y poder que da riqueza, pero para unos pocos, que dominan a la mayoría. Una riqueza y un poder totalitarios, radicalmente insensibles a un cambio y orientados ciegamente a que el mundo se reduzca a un 2 por cien inmensamente rico frente a la gran mayoría sometida a una cruel tiranía camuflada de grandes palabras: civilización, progreso, libertad….

4. Si incompatibles son capitalismo y democracia, tanto o más lo son capitalismo y fe cristiana. Enemigo número uno del hombre es el dinero, porque lo es de Dios.
5.Si Occidente se descristianiza, lo es porque las Iglesias y los ateísmos, en su organismo dirigente, se han hecho cómplices de la idolatría del dinero.
Para librarnos de ese abismo, de un cristianismo y ateísmo apóstatas, servidores del dinero, hay que comenzar a comprender que la civilización gire en otra dirección se debe lograr una “civilización de la sobriedad compartida”, (Ignacio Ella curía), única que puede alumbrar un mundo con futuro y con sitio para Dios.